Rosas y estrellas
Rondarán los veinti y… y serán las estrellas que alumbren este espacio que se ha pintado de un verde apagado en estos meses de vacío. Sin su música por todo lo alto, sus juegos y bromas a veces impertinentes, su corretear de un lado a otro, sin su cariño que te llueve repentinamente como un aguacero de los de aquí, de la selva, que llegan sin pedirte permiso con una fuerza imparable para arrancar de cuajo la maleza del ambiente y regenerar cuerpo y alma con el frescor de aguas y aires nuevos… Sin ell@s, el sol se apaga.
El más pequeño de los reyes de la casa vuelve a entrar por el pasillo con la misma timidez del primer día; su carita redonda, de un color trigueño tan bonito como su mismo rostro, no ha abandonado todavía la dulzura de la infancia.
Su compañera de mesa y también de clase, la chiquita, llega arropada por sus papás y hermanitos; aparentemente está igualita, pero veo en sus ojos que este año será más presumida y coqueta.
La niña que comparte nombre con la chiquita, será una joven peruana de altura espléndida y un rizo afro precioso. Su papá dice que ha extrañado mucho esta casa en estos meses de vacaciones.
Dejamos l@s más pequeñ@s para conocer a aquell@s que hace no mucho fueron también l@s más pequeñ@s, pero crecen tan rápido como todo lo que nace en esta tierra tan fascinantemente fértil.
El chico con un amiguito en Teruel con quien se cartea compartiendo aficiones y secretos de sus mundos, me recibe con una sonrisa cariñosa y la sorpresa de haber crecido demasiados centímetros para tratarse sólo de un par de meses; este año está hecho todo un jovencito.
Su inseparable compañero de habitación y pupitre, también tiene una parejita de hermanos en Navarra con quienes ha hecho muy pero que muy buenas migas. Él todavía se encuentra en la costa entre diversión y libros; su papá, que son como dos gotas de agua, nos cuenta que enseguida volverá a estar entre nosotr@s el torbellino de su hijo.
El hijo de la que aquí es mamá de tod@s también está en la costa, disfrutando de la compañía de sus hermanos, a quienes hace tiempo que no veía y los cuales, ahora que tienen al benjamín junto a ellos, no quieren devolvérnoslo para que nos demuestre sus grandes habilidades como futbolista con el balón que le ha regalado su madrina desde muy lejos.
Sus quintas, las que hace dos periódicos eran las chiquitas de la casa, ya se han convertido en unas rosas adultas, cada una con su belleza y fragancia única e irrepetible.
La rosa más bajita y con el tallo más estrechito, pasó de ser cómplice de la timidez y el silencio a atreverse a probar con una actitud respondona, chistosa y dicharachera; funcionó, la pequeña de ojos chispeantes y melena recogida en una coleta a un lado se abrió al mundo, y el mundo disfrutó de ella.
La segunda rosa, aquella de cabellos en forma de tirabuzón, goza de una sonrisa perpetua, incondicional, que muy a menudo se acompaña de la carcajada más contagiosa del mundo; cuando ella ríe, la vida se detiene y ríe con ella; cuando ella ríe, la vida se convierte en un carnaval radiante e inalterable.
Ojalá también podríais apreciar a la rosa de la mirada perfecta, de los ojos rasgados más bellos que nunca nadie podrá conocer, la rosa de la alegría pura y dura. La rosa de la mirada perfecta tiene los pétalos de color vivo y de carácter firme; ha pasado por temporales y tempestades de un gris desafiante, pero jamás ha dejado de mirar alegre.
Otra de las rosas es un huracán de gracia, salero, desparpajo y buen humor. Si un día adornas el bolsillo de tu camisa con su presencia, la fuerza de su entender sencillo la vida te empujará a empequeñecer los problemas y vivir bajo el hechizo y el encanto de la inocencia.
También destaca por su gran esencia y personalidad la rosa de la cercanía, la del trato fácil, sencillo, divertido y agradable; es bonito que en el camino de la vida se te cruce una rosa de la cercanía, significa tener una fuente de compañía, apoyo y disfrute asegurada.
Y llegando a la última de las rosas, el corazón se nos tiene que hacer pequeño de cuan es grande el suyo. La rosa del amor, del cariño, de la disposición plena a echarte una mano aunque tenga las dos ocupadas; la rosa a la que no le marchita el esfuerzo ni la constancia, porque su riego se alimenta de un mar de bondad, ilusión y ganas.
Nuestro jardín va poblándose, ahora lo adornaremos de estrellas que apuntan maneras y alumbran esperanzas.
Una de las estrellas podría ser una estrella de Hollywood a lo grande, por tooooooooooooooodo lo alto. La estrella de la simpatía, del arte de hacer reír sin pretenderlo, del don de nacer artista, de la facilidad de practicar y ver la magia de la vida en cada mota de polvo.
Otra de las estrellas proviene de lejos, de un cielo todavía más puro y sincero que el que aquí se ve cada noche; es una estrella con una luz especial, de brillo e identidad propia. Se trata de una estrella de las que logran que el universo siga estando compuesto por la luz de nuestras culturas más antiguas y variopintas; y es una luz todavía muy viva.
Nuestro cielo cuenta también con estrellas que forman conspiraciones de una unión hermosa, armoniosa; las cuales, concentrando luz, color y fuerza, consiguen brillar fuertemente y, agarradas de la mano, te encierran en una espiral luminosa en la cual, cuanto más conoces, más te quieres adentrar.
La conspiración la forman la estrella con el velo más largo del mundo, la estrella que con su voz parece acariciarte, aquella a la que arrancarle una sonrisa te hace sentir la persona más feliz del mundo, la estrella de boquita de piñón y ojos almendra y, por último, la estrella que ha decidido encender su luz y empezar a destacar por el destello de ésta.
Y, bajo este firmamento tan pletórico, llegó el momento de presentaros a los tres magníficos árboles que, año tras año, han ido creciendo y fortaleciéndose sobre este suelo. Ahora, ell@s son el reflejo del fruto de esta ilusión, de esta fantasía, de este proyecto.
El árbol del baile, de la risa a boca abierta, de la fortaleza y la naturalidad. Éste árbol proviene de la selva alta y tiene nombre de mujer.
Ahora, imaginaros un árbol grande, de un tamaño notable y un carisma poderoso, pero muy discreto a su vez… Por lo tanto, podría ser que nada más entrar a nuestro jardín no lo vieses pero al llegar, y detenerte a admirar su forma y la calidad de su corteza… Entenderías que se trata de un gran ejemplar y que sus frutos serán dignos de reconocimiento.
El tercer de los árboles es el de la dedicación, el del trabajo, el del interés y la constancia. El árbol que, fuente de la sabiduría, se propone chupar del aire que respira el máximo de conocimiento e información que del resto del mundo le llegue para, después, una vez formado y curtido, a través de sus raíces alimentar su tierra de aquel legado de saber para hacerla así todavía más rica y nutritiva.
También este jardín y este cielo abren sus puertas para sembrar nuevos luceros. Así como también, a veces, toca despedir a grandes estrellas que ya su cielo será otro y quizá es mejor pensar que allí estarán mejor, allí donde todavía puedan alumbrar más.
Saudiel, Thalia, Thalia, Esgar, Carlos, Aner, Mariela, Keico, Leydi, Diana, Cynthia, Karina, Pedro, Freddy, Luzmila, María, Marlí, Patricia, Leyla, Noira, Diober y Larry: las estrellas que alumbrarán el verde apagado de estos días, devolviéndonos el verde intenso de Casa Hogar Amazonas.